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Blumel 100 días después de Interior: cómo se rearma la vida política del exministro

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POR Gladys Pierola |

Mantiene contacto cercano con el Presidente y con Evópoli, aunque su tiempo se enfoca más en la familia y la lectura. Aún no toma ninguna decisión, pero se espera que esta no pase de diciembre.

El 28 de julio Gonzalo Blumel dejó la oficina del Ministerio del Interior en medio de una profunda crisis oficialista y de Gobierno. De eso han pasado 100 días y dos sucesores. El último llegó inesperadamente esta semana. Rodrigo Delgado (UDI) asumió el miércoles 4 de noviembre como el nuevo jefe de Gabinete -el cuarto de la segunda administración del Presidente Sebastián Piñera-, luego de la renuncia de Víctor Pérez, quien dio un paso al costado tras la aprobación de la acusación constitucional en su contra en la Cámara de Diputados. 

De hecho, la caída de Pérez y sus efectos fueron conversado entre Blumel y Piñera la misma noche del día de la dimisión del exsenador de la UDI, en una comida que se realizó ese martes en la casa del Mandatario y en la que también participaron los titulares de Energía, Juan Carlos Jobet; de Salud, Enrique Paris, el vocero de Gobierno, Jaime Bellolio, y también el exministro Jaime Mañalich

Es que Blumel sigue teniendo una relación fluida con el Presidente. Aunque hoy el también extitular de la Segpres está ocupado en aprovechar el tiempo familiar, en especial con sus tres hijos y mira desde lejos la primera línea política, sigue dándole su opinión al Mandatario cada vez que este le pregunta sobre algún tema. 

De hecho, según comentan sus cercanos, calificó como un “golpe al mentón” del Gobierno lo sucedido con el libelo que enfrenta Pérez y que todavía tiene un episodio pendiente en el Senado. Para Blumel, según las mismas voces, faltó “más fuerza” en el despliegue de Chile Vamos y de la propia UDI para defenderlo, pues cayeron en el error de dar por hecho la acusación constitucional –un fantasma que también le rondó a él– y su desenlace. 

Para nadie es misterio que la relación Blumel-UDI no fue la mejor. Al contrario, fue parte de lo que presionó su renuncia en julio pasado luego de la votación del primer retiro del 10% desde los fondos previsionales. En el partido ubicado en la calle Suecia nunca sanaron las heridas que dejó la acusación constitucional contra Andrés Chadwick, y el rol que tuvo Blumel en el proceso constituyente y en el acuerdo del 15 de noviembre que dio pie al Plebiscito del 25 de octubre.

Por eso, ante la caída de Pérez, parte de la lectura que se dio en Evópoli -y que también compartió el exministro con sus correligionarios más cercanos- se centró en las relaciones con la centroizquierda, donde ha manifestado en más de una oportunidad que la oposición es “lamentable”, y en la preocupación por la situación política de Chile Vamos y el deterioro interno para el proceso que viene. Esto, porque incluso hay una parte de los parlamentarios de su partido que tienen las relaciones congeladas por la situación de la Araucanía.

A esto se suma el efecto acumulado de los últimos tres meses: el error de cálculo que le achacan al partido que lidera Jacqueline Van Rysselberghe por presionar el ajuste ministerial a fines de julio, donde abogaron por recuperar Interior, cuando lo natural era que ese cambio se hubiese hecho después del 25-O.

“La acusación constitucional significó un golpe para un dirigente histórico, pero Víctor Pérez no es Andrés Chadwick. La UDI a veces culpa a otros de sus desgracias, pero no asumen sus debilidades”, explicó un alto personero de Evópoli. 

“Un futbolista retirado, al menos por un rato”

En Evópoli comentan que el exministro está activo. “No está desaparecido”, señalan en la tienda más joven del oficialismo. Se mantiene disponible a participar de los eventos partidarios que lo invitan y conectado con la directiva que hoy dirige el diputado Andrés Molina. “En la conversación más interna le pedimos consejos. Para nosotros es una voz relevante que sí nos gustaría ver en primera línea”, señala a PAUTA la secretaria general de la Evópoli, Luz Poblete.

Como fanático del bicampeón Universidad Católica y de las jergas futboleras aplicadas a la política, en sus peores días en el Gobierno decía que mientras contara con la confianza del técnico, “seguiría en la cancha”. Hoy, cuando sus amigos y excolaboradores le consultan por su futuro político, también habla en clave pelotera: “soy un futbolista retirado, al menos por un rato”. 

Un importante personero del partido comenta que “aún es temprano para definiciones tan de futuro”, pero lo cierto es que varios lo ven como un buen candidato para la Convención Constitucional o para las próximas parlamentarias. Sobre la mesa, también, está la posibilidad de sumarse a un centro de estudios.

“Está en un proceso de vuelta a la casa, decantando lo que ha pasado y disfrutando su retiro temporal”, señala uno de sus “orejeros”. Por estos días, Blumel sigue sacudiéndose de lo que fueron sus intensos nueve meses a cargo de Interior. Llegó inesperadamente -luego de un cambio de última hora- a ser el “número dos” en plena crisis, apenas 10 días después del 18-O. Enfrentó las críticas por el actuar de Carabineros en el estallido social, el rol del general director Mario Rozas y las denuncias por violaciones a derechos humanos, tanto de la oposición como de entidades internacionales. En la interna, su relación con Chile Vamos a ratos fue insostenible, en especial con la UDI, desde donde le criticaron su muñeca política “endeble” y su relación con la oposición.

Tras salir del Gobierno, cerró sus cuentas en redes sociales y ha rechazado varias entrevistas. Está dedicado a leer, a escribir sus vivencias, a subir cerros y a ser dueño de casa como él mismo le cuenta a sus amigos, porque su señora, la abogada Paulina Larrea, ya retomó sus labores presenciales. Por eso, cada vez que le preguntan cuál será el paso que viene, sus cercanos aseguran que responde: “no he tomado ninguna decisión, aún no tengo nada definido”.

Mientras se decide, detallan las mismas fuentes, mira atento y “con cariño” el camino a la Convención, por todo lo que ha significado el proceso constituyente, en especial porque los próximos días se cumple un año de dos fechas clave para su gestión. El 12 de noviembre, día en que la violencia marcó un punto de inflexión, al punto que el propio Blumel ha dicho que no exagera al recordarlo como el momento en el que “estuvo en juego nuestro sistema democrático”. Y el 15 de noviembre, día en que de madrugada se selló el acuerdo constitucional. “Más allá del cansancio, quedó la satisfacción de que la política hizo lo que tiene que hacer: encauzar las tensiones para resolver pacíficamente nuestras diferencias”, dijo hace unos meses a Canal 13, en una de sus pocas apariciones públicas luego de salir de La Moneda.

La espera de Evópoli

“Que Gonzalo esté presente con todas sus cualidades va a ser un tremendo aporte, cualquiera sea su decisión de activarse en la política desde una candidatura o fuera de ella”, dice la secretaria general de Evópoli.

En este partido explican que las conversaciones que vienen tienen que conjugar su proyección personal, donde el extitular de Interior sienta que puede aportar más “desde su capital político”, con las posiciones de Evópoli.

No hay ultimátum ni nada similar, pero los tiempos corren y en Evópoli dicen que esperan que en diciembre -después de las primarias del 29 de noviembre- Blumel pueda dar sus primeras señales políticas, en caso de quiera competir por un cupo en la elección del 11 de abril. Esto, porque la negociación e inscripción de los candidatos a convencionales, alcaldes, concejales y gobernadores tiene fecha máxima el 11 de enero

Ahora si el destino es el Congreso, hay más tiempo. Su periodo de reflexión podría extenderse hasta después de las primarias presidenciales en julio.  

“Ahí entran todas las piezas al puzle. Gonzalo Blumel, para nosotros, es muy importante. No hay ninguna decisión tomada, solo conversaciones internas y creemos que en cualquiera de los espacios que decida estar, será un tremendo aporte para el partido y para el país”, agrega Poblete.